El
Maestro, contó una fábula, que trataba sobre la manifiesta envidia
de una serpiente, que perseguía a una luciérnaga para comérsela.
―El
pequeño insecto hizo lo imposible para no ser engullida por la
serpiente, y tras un buen rato huyendo, la luciérnaga cansada y
exhausta, se detuvo y le dijo a la serpiente:
―¿Te puedo hacer tres preguntas?
La serpiente respondió:
―No acostumbro a dar concesiones a mis víctimas, pero como te voy a comer: ¡adelante!
―¿Pertenezco a tu cadena alimentaria?
―No.
―¿Te he hecho algún daño?
―No, nada en absoluto.
―Y entonces ¿Por qué quieres comerme?
―¡Porque no soporto verte brillar!
―Esto
mismo sucede en el corazón de algunas personas, ―afirmó el
Maestro―. No soportan el éxito de los demás.
Moraleja:
Los hombres son como los astros, que unos dan luz de sí y otros
brillan con la que reciben (José
Julián Martí, escritor cubano, 1853-1895).
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