Cedro

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lunes, 19 de junio de 2017

El reino de este mundo


Un viejo ermitaño, fue invitado en cierta ocasión, a visitar la corte del rey más poderoso, que existía en aquella época.

Y ante la presencia del soberano, éste comentó:

Envidio a un hombre santo como tú, que se contenta con tan poco.

―Yo envidio a Vuestra Majestad, que se contenta con menos que yo. ―Respondió el ermitaño.

―¿Cómo puedes decirme eso, cuando todo el país me pertenece?
Dijo el rey, ofendido.

―Justamente por eso mismo, yo tengo la música de las esferas celestes, tengo los ríos y las montañas del mundo entero, tengo la luna y el sol, porque tengo a Dios en mi alma. Vuestra Majestad, sin embargo, sólo posee este reino.



Moraleja: La riqueza de una persona no se mide por las cosas que posee, sino por aquellas que no cambiaría por dinero (anónimo).

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