Cedro

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lunes, 26 de junio de 2017

La envidia

El Maestro, contó una fábula, que trataba sobre la manifiesta envidia de una serpiente, que perseguía a una luciérnaga para comérsela.

El pequeño insecto hizo lo imposible para no ser engullida por la serpiente, y tras un buen rato huyendo, la luciérnaga cansada y exhausta, se detuvo y le dijo a la serpiente:

¿Te puedo hacer tres preguntas?

La serpiente respondió:

―No acostumbro a dar concesiones a mis víctimas, pero como te voy a comer: ¡adelante!

―¿Pertenezco a tu cadena alimentaria?

―No.

―¿Te he hecho algún daño?

―No, nada en absoluto.

―Y entonces ¿Por qué quieres comerme?

―¡Porque no soporto verte brillar!

Esto mismo sucede en el corazón de algunas personas, ―afirmó el Maestro―. No soportan el éxito de los demás.


Moraleja: Los hombres son como los astros, que unos dan luz de sí y otros brillan con la que reciben (José Julián Martí, escritor cubano, 1853-1895).


lunes, 19 de junio de 2017

El reino de este mundo


Un viejo ermitaño, fue invitado en cierta ocasión, a visitar la corte del rey más poderoso, que existía en aquella época.

Y ante la presencia del soberano, éste comentó:

Envidio a un hombre santo como tú, que se contenta con tan poco.

―Yo envidio a Vuestra Majestad, que se contenta con menos que yo. ―Respondió el ermitaño.

―¿Cómo puedes decirme eso, cuando todo el país me pertenece?
Dijo el rey, ofendido.

―Justamente por eso mismo, yo tengo la música de las esferas celestes, tengo los ríos y las montañas del mundo entero, tengo la luna y el sol, porque tengo a Dios en mi alma. Vuestra Majestad, sin embargo, sólo posee este reino.



Moraleja: La riqueza de una persona no se mide por las cosas que posee, sino por aquellas que no cambiaría por dinero (anónimo).

lunes, 12 de junio de 2017

Reír de lo mismo y llorar de lo mismo



Un sabio Maestro, quiso poner un ejemplo a los discípulos que lo escuchaban, acerca de las cuestiones del pasado que atormentan el alma.

Y para ello contó un chiste, que hizo reír a carcajadas a todos. Al poco rato, contó otra vez el mismo chiste, y en esta ocasión, los discípulos tan solo sonrieron un poco. Seguidamente y una vez más, volvió a contar el mismo chiste, y a nadie le hizo la menor gracia, permaneciendo todos en silencio, y barruntando que a su Maestro se le había ido la cabeza; pero al instante, el sabio dijo:

Si no podéis reíros varias veces de una misma cosa, ¿por qué lloráis por lo mismo una y otra vez?


Moraleja: Olvidemos lo que ya sucedió, pues puede lamentarse, pero no rehacerse (Tito Livio, historiador romano, 59 a. C.-17 d. C.).


lunes, 5 de junio de 2017

Encarcelados

El país entró en guerra y dos amigos fueron alistados para combatir. Se perdió la guerra y fueron apresados y recluidos en un campo de concentración.

Estuvieron dos años y cuando volvió la paz, fueron liberados y cada uno organizó su vida en dos lugares diferentes del país.

Pasaron diez años, y un día se encontraron. Y un amigo, preguntó al otro:

―¿Olvidaste ya a nuestros carceleros?

Ni un solo día he dejado de odiarlos. ―Respondió.

―En ese caso, ―dijo el amigo―, yo llevo diez años libre y tú doce encarcelado.


Moraleja: Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos (François de la Rochefoucauld, escritor francés, 1613-1680).